
Christian trabaja para Lino, un mafioso que controla un gigantesco edificio en las afueras de Roma. Junto a Davide, el hijo del capo, Christian lidia con amenazas y extorsiones, pero aspira a un puesto más alto dentro del grupo criminal. Las cosas empeoran debido a un misterioso y severo dolor en sus manos que le impide realizar tareas simples y que continúa con la aparición de dos misteriosos estigmas. Poco después, Christian revive milagrosamente a Rachele, su vecina drogadicta.