
Hasta donde Julia Saurel puede recordar, ha tenido una relación difícil con su padre, Michel (Jean Reno). Tres días antes de casarse, recibe una llamada telefónica: tal y como había previsto, su padre no podrá asistir a su boda: acaba de morir. Julia no puede evitar ver el lado tragicómico de la situación. Sus sueños nupciales se transforman en planes fúnebres e incluso desde la tumba, parece que Michel tiene su propia forma de perturbar la vida de su hija. Pero al día siguiente de su funeral, Julia descubre que su padre le tiene reservada una última sorpresa.